Esta semana ha sido de preparación a la rutina. Hemos
comido turrón, polvorón y roscón (¡y mazapán! que no termina en –ón pero
está muy rico, soy más de dulce) en cantidades no recomendadas...
Y ahora sí, ahora sí podemos decir con toda exactitud
¡FELIZ AÑO NUEVO! Y es que nuestras vidas las marca el calendario escolar...
¿ya estamos todas incorporadas? ¿Los niños en el cole? ¿Cuántas veces hemos dicho:
“eso, a la vuelta de las vacaciones”... “¡uy! Eso para después de
Reyes”?.
Pues ya ha llegado la vuelta, aunque no hayas tenido
vacaciones, los días entre el 22 de diciembre y “después de Reyes” se viven de
forma especial, vivimos un paréntesis de ilusión (o ilusorio).

Desde que empezó mi año (en octubre, cuando terminé un año más de vida y empecé otro) me he
propuesto ser ñoña (sin llegar a la cursilería), sacar el lado aprovechable de
la vida, regañarme menos, regalar
corazoncitos, y otras sensiblerías varias... a esto una querida compañera de
trabajo le llama ser una SUPERUNICORNIA.
Pues eso, mi propósito es convertirme en
SUPERUNICORNIA en el laberinto y ponerme la diadema rosa por montera que me han dejado los
Reyes Mágicos en casa de mi compañera Teresa.
¿Te atreves a ser superunicornia? Y tú, ¿superunicornio?
¿Te atreves a ser superunicornia? Y tú, ¿superunicornio?
¡Ah! una cosa: ¡las superunicornias nunca están solas y los superunicornios tampoco!
Me encanta tu propósito para este nuevo año compañera! Ser una superhunicornia molará mucho! ��
ResponderEliminar¡Gracias! Ya sabes dónde tienes tu rincón para ser super-superunicornia. Besos.
Eliminar