Hoy pensaba traer otra cosa (y otra rosa): ¡lo tenía escrito! Lo escribí esta mañana. Estaba enfadada, quería dejar mi enfado en un papelillo; y luego, contenta de haber sido capaz de hacerlo, pero... de la vida aprendemos o deberíamos hacerlo a ser flexible (¡¿antes muerta que rígida!? ) y esta tarde he sabido algo que ha hecho que pasara a segundo (o tercero, o cuarto, o al fondo del fondo) lo que tenía escrito, mi enfado y mi contentura: me han dicho que un ser al que quiero mucho está malito y esto hace tambalear todo mi estado. Y me he puesto a pensar cómo te puede cambiar la vida en un segundo... y cómo dependemos del entorno y el entorno de nosotros.
Mi escrito iba sobre la importancia de ser positivo y tratarse bien (ahí lo dejo para próximas entregas) pero ahora quiero reflexionar sobre lo difícil que es aceptar lo que nos pasa y desde la aceptación (está pasando lo que está pasando) tratar de buscar a otros que nos hagan más vivibles lo ratos amargos. Lo fácil es hacer lo de siempre, acudir a los de siempre, esperar lo de siempre... pero lo gratificante y lo que hace feliz es arriesgarse (si no, que se lo pregunten a la que está volando sobre el mar....
).

No hay comentarios:
Publicar un comentario