viernes, 8 de diciembre de 2017

De las jornadas abiertas de otoño...

Y llegamos a la última de las jornadas de otoño del CTP. Cerramos estos días junto a Belén Espinosa, terapeuta Gestalt y miembro fundamental del equipo del CTP, con más de 15 años de experiencia en la terapia Gestalt. 

Le pedimos que nos contara sus sensaciones después de su taller y algo sobre ella misma. Esto es lo que nos dijo:


"Acabamos de terminar el minitaller “Las trampas emocionales”. Han sido 2 horas y media que han transcurrido muy deprisa para mí y para los demás. Yo ahora me encuentro contenta, feliz de haber vuelto a tener la oportunidad de compartir con otras personas un espacio de crecimiento personal y descubrir un poco más la humanidad de cada persona.

En la ronda de cierre todas y todos han expresado algo significativo para ellos en el taller. Palabras como apoyo, vivir el momento presente, las emociones como guía, cambio físico para cambiar el sentimiento son algunas de las ideas que han surgido.

Para mí es importante aprender a  vivir cada momento, dándome cuenta de lo que siento y que las emociones siempre están relacionadas con lo que vivo con los demás. Si me arriesgo a experimentar la novedad la vida se convierte en un gran arco iris de muchos matices. Si me quedo atrapada en el pasado o preocupada por el futuro al final no tengo la sensación de estar viviendo plenamente.

Esto lo he aprendido con la Terapia Gestalt. He aprendido que no estoy sola, que para sentirme viva siempre he de estar en contacto con la novedad y con la relación con los demás. A veces siento miedo, preocupación, culpa, pero con un buen apoyo puedo salir del encierro y vivir con entusiasmo.


Como terapeuta gestalt que soy procuro estar siempre presente, dar apoyo, escuchar y arriesgarme a ser humana estando con los otros. A veces no lo consigo, porque como he dicho antes soy humana y también tengo mis dificultades. Pero no desanimo, sé que siempre puedo volver a estar con el otro, solo necesito tiempo y apoyo para lograrlo."

¡GRACIAS, BELÉN! Por tu apoyo cotidiano y por el tiempo (que restas del tuyo) que nos dedicas. Y por tu sonrisa, que nos centra a muchas en momentos de desconcierto.

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